A finales de la década de los 80, un ingeniero de telecomunicaciones llamado Tim Berners-Lee tenía un problema. Como miembro del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear, por sus siglas en francés), estaba muy frustrado por las ineficiencias y dificultades que suponía localizar información en sus distintos ordenadores, un proceso confuso de búsqueda y recuperación que con toda probabilidad añadía infinitas horas de trabajo a la actividad del centro.
No tardaría demasiado en proponer y aplicar una solución que aunaba distintas tecnologías en desarrollo en aquel entonces en un proceso que culminaría poco después con la publicación de la primera página web en diciembre de 1990. Su uso se expandió con rapidez en ámbitos no académicos, y a mediados de la década, la aparición de Internet Explorer de la mano de Windows 95 supuso, en cierta manera, la confirmación de que tener una página web ya no era opcional.
Han pasado más de veinticinco años desde entonces, y parece que la transformación digital, acentuada más que nunca este pasado 2020, tiene un claro ganador: el contenido audiovisual o, en otras palabras, el vídeo. Tradicionalmente reservado a la industria de Broadcast & Media, Internet ha posibilitado el uso transversal de un medio accesible a toda organización, empresa o particular. No faltan argumentos actuales para potenciar su uso: según Biteable, en 2022 el 82% del tráfico en internet serán vídeos (15 veces más que en 2017); según Wistia, los usuarios pasan hasta 2,6 veces más tiempo en páginas web con vídeo que sin él; según Wyzowl, el 84% de los mismos han decidido adquirir un producto o servicio tras ver un vídeo, y, por si estos datos no fueran suficientes, solo cabe añadir que YouTube es el segundo buscador más utilizado del mundo desde hace cuatro años.
Sin embargo, las distintas organizaciones y empresas susceptibles de aprovechar esta nueva realidad audiovisual deben hacerse varias preguntas estratégicas antes de tomar decisiones: ¿Está mi organización preparada para comunicar en formato vídeo? ¿Cuáles son los objetivos de mi empresa y cómo puedo apoyarme en este medio para alcanzarlos? ¿Qué tipo de tecnología necesitaría para generar un mayor volumen de vídeo de forma fácil y sencilla?
Desde VSN hemos querido reflexionar sobre estas preguntas desde nuestros más de 30 años de experiencia en el sector Broadcast, Media y Entretenimiento, analizando en detalle todas las posibilidades que distintas herramientas de software especializado pueden aportar a distintas tipologías de organizaciones y empresas en este período que bien podríamos llamar la era del vídeo, y empezamos con el sector educativo.
El triunfo del contenido educativo
No es ningún secreto que los contenidos educativos funcionan. ¿Quién no se ha planteado, ante una duda cotidiana, buscar si alguien había publicado una solución sencilla en YouTube? Desde cómo atarse una corbata en cuatro pasos a resúmenes animados de eventos históricos, este tipo de contenido ha ido creciendo exponencialmente en la última década y media, y ya en 2016 la propia plataforma publicaba que el número de visitas a vídeos de este tipo superaba los 500 millones de visualizaciones diarias. La principal audiencia tampoco supone ninguna sorpresa: el 92% de la misma se compone de millenials, y no se prevé que su relevo, la generación Z, suponga una disminución drástica de esta tendencia, más si tenemos en cuenta que también se la conoce como Digital Natives.
Por supuesto, y tal y como hemos detallado en artículos anteriores, 2020 ha supuesto un aumento considerable del consumo de contenidos en general, y la extensa porción que suponen los contenidos educativos no han sido ninguna excepción. Además, en el caso específico del sector, en muchos casos ha sido la única opción viable para mantener la continuidad formativa de cientos de miles de estudiantes. Pese a lo obligado de esta transición, y tal y como ha ocurrido en otros tantos sectores, parece que muchos de esos cambios han llegado para quedarse. Tal y como afirma Kaltura en la séptima edición de su estudio The State of Video in Education 2020, ‘El vídeo ya no es un bonito accesorio para la educación, es esencial’.
De acuerdo con este mismo estudio, los números apuntalan esa realidad consolidada: más del 70% de sus encuestados dentro del sector educativo afirman utilizar hasta tres formatos de vídeo como parte de su formación, y prácticamente todas las tendencias de uso disponibles están al alza. Las posibilidades son muchas: clases en remoto, grabación de clases, tutorías a distancia, aula invertida, vídeos formativos en clase, bibliotecas virtuales, integración de vídeo en plataformas educativas (Blackboards), redes sociales, etc.
Además, el uso del vídeo en entornos educativos no acaba en las clases. Al igual que otro tipo de organizaciones, los colegios y universidades pueden aprovechar estos recursos para usos más corporativos si disponen de la tecnología adecuada: desde uso interno hasta emisión de eventos en directo, pasando por reforzar la imagen de marca ante futuros estudiantes mediante contenidos promocionales. Teniendo en cuenta que el medio cuenta con el apoyo de alumnos y profesorado y que muchas organizaciones están optando por crear su propio fondo de recursos audiovisuales, no parece descabellado afirmar que el vídeo ya es o se puede convertir en un activo tan importante como su profesorado, historia o investigación para muchas de ellas.
La necesidad de la gestión de media (Media Asset Management)
En términos de volumen de contenido, la conclusión parece clara: la educación está generando progresivamente más y más contenidos de valor, lo que a medio y largo plazo genera una necesidad estratégica que exige responder varias preguntas relacionadas con la inversión, objetivos y capacidad tecnológica de cada organización. Por suerte, todos esas dudas, debates y propuestas pueden resumirse en un solo interrogante principal: ¿Cómo gestionamos todo ese contenido?
La pregunta, como en tantos otros casos, se vuelve mucho más sencilla si nos fijamos en otros sectores que han tenido que responderla antes. Por ejemplo, la industria de Broadcast y Media cuenta desde hace décadas con sistemas de gestión de media, también conocidos como Media Asset Management (MAM) systems, una solución de software con todas las herramientas necesarias para gestionar y orquestar el ciclo de vida completo de los contenidos, abarcando desde la catalogación y búsqueda avanzada de contenidos hasta la previsualización, edición, recuperación y archivado.
Estos sistemas permiten, en primera instancia, establecer un punto centralizado donde almacenar, archivar y catalogar todo el contenido disponible de una entidad, además de habilitar la búsqueda y recuperación rápida del mismo desde cualquier punto, lo que puede resultar muy útil en entornos tan departamentalizados y con distintas ubicaciones geográficas como suelen ser las universidades.
Algunos de estos sistemas, como VSNExplorer MAM, también inciden en facilitar su acceso mediante una interfaz web, lo que permite a los usuarios ahorrar tiempo en complicados protocolos de aplicaciones y permisos y formaciones específicas, además de eliminar de un plumazo la posibilidad de incompatibilidades entre equipos o sistemas. Además, esto también supone que una simple conexión a la red autorizada de la entidad habilita el acceso en remoto a estos recursos para gestores, estudiantes y profesores. Por supuesto, estos tres grupos mencionados no tendrán las mismas necesidades en el sistema, algo que éste ya prevé: el acceso a VSNExplorer MAM está determinado por un sistema de gestión de usuarios que permite asignar distintos permisos y funciones a cada perfil en un organigrama tan jerarquizado como se quiera.
Pese a que se defina como un hub centralizado, un MAM avanzado dispone también de ciertas funcionalidades que habilitan una gran capacidad de flexibilidad y personalización que pueden resultar muy útiles en entornos educativos: por ejemplo, VSNExplorer MAM dispone de una integración con distintos motores de Inteligencia Artificial (IA) que le permiten catalogar metadatos de todo tipo automáticamente, adaptándose sistemas de catalogación ya existentes y ahorrando tiempo mediante la automatización de la clasificación de contenidos en segmentos específicos para sus distintos departamentos, clases o grupos de interés. Además, estos motores también aportan aspectos que pueden resultar clave para sumar valor añadido a los contenidos haciéndolos más accesibles, como la transcripción de audio a texto (speech-to-text) y el subtitulado automático a otros idiomas.
Además, la capacidad de integración del software, una característica esencial en entornos Broadcast, no acaba aquí. Adaptarse a las distintos requerimientos y desarrollos personalizados de cada proyecto de media es una cualidad esencial para empresas como VSN, y la unión de sistemas como VSNExplorer MAM con una plataforma de aprendizaje (blackboard) o una biblioteca virtuales pueden ser una posibilidad según cada caso particular.
Las (casi) infinitas posibilidades de un sistema MAM avanzado
Todas las ventajas de un MAM se centran hasta ahora en la gestión de media propiamente dicha, pero, ¿qué ocurre si queremos dar un paso más allá y sacarles el máximo provecho? La primera fase lógica sería la de examinar su rendimiento hasta la fecha, algo que el módulo de Business Intelligence de VSNExplorer permite analizar en detalle mediante informes pormenorizados, dashboards y distintos modos de visualización. Imaginemos que esa información apunta a una realidad ya confirmada por distintos estudios como el hecho de que los estudiantes son más receptivos a contenidos más cortos. Pues bien, en un escenario así, el usuario puede poner en marcha Wedit, el editor de vídeo integrado en VSNExplorer para realizar una edición por corte rápida y generar un nuevo contenido más adaptado a su audiencia. Por supuesto, si necesita una edición más avanzada, puede exportar su trabajo rápidamente a un editor no lineal (Adobe Premiere, Final Cut, etc.). Además, si el contenido ya está listo, puede publicarlo con la misma facilidad en distintas páginas web, plataformas educativas y redes sociales (Facebook, YouTube, Twitter…) desde el propio VSNExplorer MAM. Por último, y aunque se trate de un caso más específico, también merece la pena mencionar que los sistemas de gestión de media pueden integrarse con sistemas de producción de noticias, creando un entorno único y actualizado para la formación de estudiantes de audiovisuales.
Finalmente, y tras tantos aspectos virtuales, solo queda preguntarse por los aspectos logísticos y financieros que implica un sistema de gestión de media. Felizmente, VSNExplorer MAM también es flexible en ese sentido, ya que por un lado se integra con todo tipo de almacenamientos, ya sean físicos, híbridos o en la nube (MAM in cloud), y por otro, ofrece modelos de pago únicos o como SaaS (Software as a Service), lo que permite a cada organización decidir qué modelo se adapta mejor a sus necesidades y objetivos.
En conclusión, parece que tanto los educadores como los estudiantes del mañana tienen ante sí una gran oportunidad de mejorar sustancialmente su entorno, y muchos ya lo están haciendo gracias a los instrumentos adecuados. Sin embargo, no se trata de un recurso nuevo, sino más bien de la democratización total de un medio, el vídeo, hasta hace no tanto reservado en exclusiva a los expertos. Por suerte, la rápida evolución tecnológica también ha conseguido poner sus mejores herramientas al alcance de todos.
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